como afecta la basura a los animales del mar
La Polución por plástico en el mar está dañando a nuestras especies dejando sus cadáveres en las costas. Se cree que para el 2050 el peso del plástico podría sobrepasar la proporción de peces existentes en el océano. Entre los animales damnificados por la presencia de basura en playas y mares está la tortuga. Si no se realizan con responsabilidad ecológica, las actividades humanas pueden afectar el ecosistema. Tirar basura fuera de los botes provoca que ésta ruede por calles y lleguen a los mares. Combatir la basura espacial no es un cuento de ciencia ficción, hablamos de una necesidad que le atañe a todo el mundo. De ahí que, los proyectos para hacer la recolección de basura espacial cada vez son más reales y cercanos.
- Desde que el ser humano usa energía eléctrica, la luz artificial se ha extendido por todo el planeta, llegando a prácticamente todos los ecosistemas.
- Los tapones de plástico se convirtieron en 1 de los 5 plásticos más encontrados en las playas cerca del mundo.
Desde el año 2000, el planeta ha producido exactamente la misma proporción de plástico que en de año en año anteriores, de lo cual una tercer parte contamina a la naturaleza. Se espera que las emisiones totales de CO2 producto del ciclo vital del plástico aumenten en un 50%, al tiempo que el aumento de CO2 procedente de la incineración del plástico se triplicará para el 2030, gracias a resoluciones que aún no consiguieron una correcta administración de residuos. Entre los cinco primordiales remolinos subtropicales en este momento está tan contaminado que ha sido llamado el Gran Basurero del Pacífico, una región enorme de desechos plásticos ubicada entre Hawái y California. Ciertos cálculos sugieren que podría ser un par de veces más grande que Francia, o incluso mucho más grande. No obstante, es bien difícil medir su tamaño, en parte por el hecho de que se considera que bastante de él está formado por microplásticos. Pero aparte de su encontronazo en animales individuales, el plástico puede tener efectos mucho más difundidos en los ecosistemas.
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En cantidades correctas esta alga asistencia al preciso desempeño del ecosistema, pero su exceso lo daña al provocar sepa de luz y oxigenación, lo que perjudica a diversas especies marinas. Esta regulación había sido iniciativa desde hacía casi cuatro décadas por otros dos alcaldes de la ciudad, siendo rechazada toda vez que era propuesta la prohibición del unicel. El rechazo a este material venía desde las empresas manufactureras de unicel, hasta los comerciantes de comida. A los comerciantes se les dio un período de un año para amoldarse a la nueva regulación y para encontrar otra forma de empaquetar sus alimentos. Con esta nueva ley, la localidad de Nueva York en este momento forma parte de las mucho más de 70 ciudades y delegaciones en Estados Unidos que prohíben la utilización de unicel dentro de la industria alimentaria. En el caso actual, de contar únicamente con la recicladora al centro del país, sería preciso hacer una logística y cadena de reciclaje que implicase tanto a los gobiernos municipales, para la separación del unicel de los desechos normales, hasta la recolección estatal y federal. En el momento en que se consiguiera esa recolección debería ser transportada hasta el Estado de México para lograr el propósito de reciclar este material.
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Estos restos pueden dejar en libertad, al medio, substancias tóxicas como hidrocarburos aromáticos policíclicos, plaguicidas y metales pesados, los cuales contaminan el suelo y el agua, y deterioran su calidad (Andrady, 2011; Koelmans, 2015; Wang et al. 2016). Adicionalmente, estos contaminantes tienen la posibilidad de ser adsorbidos por los mangles por medio de sus raíces, se tienen la posibilidad de bioacumular en los tejidos vegetales e entrar a la red trófica mediante herbívoros y detritívoros (Arumugam et al. 2018; Li et al. 2019).
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Es sabido que la mala administración de residuos afecta a los seres humanos, pero pocas veces nos paramos a meditar en otros seres vivos. Revela los efectos dañinos que el exceso de basura puede llegar a tener en los animales. Según una investigación realizada por la misma organización, el 40% de las aves marinas tienen plástico en sus estómagos, lo cual daña su salud. Patos marinos, buzos, pelicanos, golondrinas de mar, pingüinos, albatros, petreles y gaviotas, son ciertas especies que mucho más peligro corren. Al menos 8 millones de toneladas de plásticos acaban en los océanos cada año, lo que se asemeja con descargar el contenido de un camión de basura en aguas marinas cada minuto. Se estima que podría haber cientos y cientos de millones de toneladas de basura plástica flotando en los océanos del planeta. Cerca del 95% de los popotes no son reciclables y su vida útil es de poco más de 5 minutos.
Los científicos notaron que aun en el momento en que el 95 por ciento de las personas saben los inconvenientes que hace el PET, en sus ayuntamientos no hay tácticas visibles para eludir la polución, de entrada porque no pasa el camión de la basura, pero mucho más aún, por el hecho de que absolutamente nadie se hace responsable de las botellas. «La polución de plástico que termina en el océano se degrada y se descompone para acabar en microplásticos», afirmó Justine Barrett, quien dirigió este estudio. 5) Efectuar jornadas participativas de recolección de basura marina en los manglares de la CGSM.
Complementariamente, la basura marina lanzada encima de propágulos y plántulas puede causarles daños físicos, aplastamiento y muerte. Este encontronazo puede tener sinergia con otros causantes de degradación ambiental reportados para la CGSM, como la elevada salinidad y herbivorismo . Se considera como basura marina cualquier material sólido persistente, manufacturado o procesado, y que ha sido descartado, vertido o eliminado en el ámbito marino y costero (UNEP & GRID-Arendal, 2016). Este llega al ambiente marino y costero por diferentes actividades y medios, como los ríos, el viento y los vertimientos directos de restos (Jambeck et al. 2015; Iñiguez et al. 2016; UNEP & GRID-Arendal, 2016; Lebreton et al. 2017).
